JOHN LENNON ¿UN TÓTEM?
“Hagan tótem de su chingada madre...”, respondía José Revueltas a quienes requerían su nombre más que su literatura o su ingenio. Había dedicado su vida, al menos como escritor, a derribar mitos; y no se trataba simplemente del absurdo deseo de ser iconoclasta. Los mitos eran para él perjudiciales: desde el estalinismo encarnado en el personaje Esteban, el comunista de Los días terrenales, hasta ese Dios terrible y cruel que sólo existe -esto es obvio- en la tierra, debido a la carga pasiva y afanosamente supeditada que inducían éstos en la gente.
No es el caso de John Lennon, o al menos debemos luchar porque no sea así: que no se haga de él un santo a quien llevarle veladoras, en quien depositar la voluntad en espera de los cambios que no nos hemos atrevido a impulsar con decisión.
Recuperamos la figura de Lennon al igual que la de Revueltas, precisamente por esa hacha revolucionaria con la que derribaron mitos. Recuperamos su música con deleite, sí, esto es lo fundamental; pero también recuperamos sus palabras: Demos una oportunidad a la paz; La mujer es el negro del mundo; Dios es un concepto; Dame algo de verdad; El poder a la gente, millones de obreros trabajan por nada, deberías darles lo que realmente les pertenece... Imagina que no hay cielo ni infierno bajo nosotros, imagina a toda la gente viviendo para el hoy, no hay países, nada por qué matar o morir, tampoco por las religiones, imagina a toda la gente viviendo su vida en paz, imagina que no hay posesiones, no habrá necesidad para la avaricia ni el hambre, imagina a toda la gente compartiendo el mundo... Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único, espero que un día te nos unas y hagamos un mundo para todos.
Derribemos al mito, retomemos los hechos, la voz.
John Lennon, un homenaje
En el cruce de los siglos, el 8 de diciembre del 2000, cuando nos reunimos para hacer este homenaje a John Lennon vislumbrábamos un mundo en el que los derechos humanos podrían llegar a todos sus habitantes: norteños o sureños, occidentales u orientales, negros o blancos, indígenas campiranos o aborígenes de las urbes...; a todos insisto: mujeres, niños, ancianos; no sólo a los hombres primermundistas que tuvieran trabajo fijo y salario digno...
El inicio de este siglo y del milenio nos azotó la puerta en las narices: terror, guerra: aviones usados como misiles, misiles contra los aviones y contra los pueblos; rencores, odios, fundamentalismo, intolerancia, mercado, dinero...
Tales horrores redimensionan el mensaje de Lennon: la posibilidad de un mundo de iguales, para ser compartido; un mundo en el que ninguna razón, ninguna creencia, ninguna idea convoquen a matar o a hacerse matar: ni religiones, ni fronteras, erradicar que alguien pueda morir por hambre o explotación.
Sustituir al ser humano por el ser hermano, construir un mundo para todos, del que todos disfrutemos. Sin fronteras a la diferencia, al otro; respetándole su cultura —en tanto él como nosotros respete los derechos humanos de los demás—, ése es el legado siempre actual de John Lennon, y lo resume en uno de los más grandes cánticos del siglo XX, resumen de heroicos (y derrotados) años 60:
IMAGINA
Imagina que no existe el paraíso
—inténtalo, no es difícil—
sin infierno bajo nuestros pies
y encima, sólo nubes, cielo
Imagina a toda la gente
viviendo el aquí y el ahora (ah, ja, ja ajá)
Imagina que no hay patrias
—no cuesta trabajo hacerlo—
nada por qué matar o dejarse morir
ni siquiera por las religiones
Imagina a toda la gente
viviendo su vida en paz (ah, ja, ja ajá)
Dirás que soy un soñador
pero no soy el único
espero que te nos unas
para construir un mundo diferente
Imagina que no hay posesiones
—sé que puedes hacerlo—
sin necesidad de acumular ni de pasar hambre
La hermandad de la humanidad
Imagina que todos, todos
pudiéramos compartir el mundo
Dirás que soy un soñador
pero no soy el único
espero que te nos unas
y hagamos un mundo para todos.
...Ya imaginaste ese nuevo planeta, ahora vamos a construirlo, ¿no?; comencemos por conquistar la paz hoy machacada por los señores que aquí y allá se regodean con la guerra...
Lennon, habitante de un mundo para todos
Volviendo la vista al siglo que hoy termina puede verse antes que nada un cúmulo inmenso de desarrollos tecnológicos: el tránsito de la sociedad que se movía en carruajes a la que circula hoy en las supercarreteras de la red.
Las ciudades se masificaron; crecieron los satisfactores de consumo, mas no la claridad para comprenderlos. El hambre y el descontento (particularmente de los jóvenes, sector sensible a la ausencia de futuro) también crecieron.
La sociedad perdió la brújula. Las enfermedades de la sociedad de consumo comenzaron a privar: depresión, afecciones cardiacas, obesidad y su hermana la anorexia, narcotización, tabaquismo y otros ismos, sida, y un vasto etcétera.
¿Y los valores?
Comenzamos a clonar seres antes de preguntarnos si esto es en bien del ser humano o no. Nos metemos en la casa del vecino por la red sin su consentimiento. El Estado al tiempo que adelgaza en su procuración de bienestar sofistica su capacidad de vigilancia; a veces se alía con el crimen y combate con más denuedo al pensamiento libre, que a las conductas antisociales.
¿Y los valores?
Más de dos mil años hubimos de andar por los caminos para aprender a que tenemos que tolerar, a respetar al otro lo que queremos que se nos respete a nosotros mismos, a defender los derechos de los otros, mujeres y hombres.
Los conceptos de hombre, democracia, derechos humanos, ciudadano, los heredamos de la Revolución Francesa; pero ésta cumplió ya más de 200 años. Hoy es necesario fundar un nuevo concepto para todos los seres que habitamos la tierra. Una nueva forma de englobar a los que hasta hoy en su diferencia han sido disminuidos: los pobres, los aborígenes, los desvalidos, los niños, los ancianos, las mujeres. Se requiere de un nuevo concepto en el cual subyagan los mismos derechos humanos para todos, aún conservando las diferencias (de sexo, de raza, de religión, de habilidades), un concepto que por lo pronto no sea sexista como el de: hombre.
Mirando al siglo que hoy fenece, podemos ver que nuestros filósofos hicieron grandes obras del espíritu, en la ciencia, muchas de ellas en la plástica, en el cine, en la música, en la literatura y no tanto en los campos poco fértiles de la reflexión filosófica.
Los pensamientos más libertarios como los de dirimir en paz los conflictos, quitar las ataduras que impedían amarse; la igualdad, la conservación de la naturaleza, el fin a la opresión de las mujeres... confluyeron por primera vez en mucha gente a lo largo y a lo ancho del mundo a finales de los sesenta (entre 59 con la revolución cubana, pasando por el mundial 68, hasta 73 con el golpe militar en Chile, por ponerle algunas acotaciones un tanto arbitrarias cuando el sueño terminó). Los filósofos se armaron de guitarras, de poesía y se lanzaron al mundo.
Uno de ellos, sin duda símbolo de la década que marcó al siglo que hoy termina fue John Lennon. En él se condensan los mejores mensajes de tantos y tantos jóvenes de todo el orbe, que sólo buscaron realizarse en el trabajo y con sus seres queridos, con honestidad y sin marginarse de la obra del hombre, es decir, de la cultura.
Primero con los Beatles abanderó la revolución musical (y conductual) del siglo XX. Luego, como solista dio continuidad a la búsqueda de un nuevo mundo: “el país conceptual llamado Locutopía”, el cual carecía de fronteras, de Estado y del que las personas adquirían ciudadanía sólo por así desearlo.
Su papel, de alguna manera encierra y proyecta los mejores años del siglo pasado: los sesenta. Nuestra ciudad, que hoy posee monumentos y plazas dedicadas al francés Víctor Hugo, al alemán Alexander von Humboldt, no quedaría completa sin el inglés, habitante de un mundo para todos: John Lennon.
De ahí que hace 20 años un grupo de poblanos le hiciera un homenaje y nombrara al costado del edificio Carolino (en el Centro Histórico de Puebla): “Plaza John Lennon”, como se le ha conocido desde entonces; propuesta que este año se oficializó:
LA VIDA ES REAL
(canción para John Lennon)
Mercury-Queen
La culpa mancha mi almohada
Sangre en mis terrazas
Dorsos en el clóset
Sombras de mi pasado -La vida es real
La vida es real, la vida es real, tan real
Dormir es mi ocio
Despierto en un campo minado
El sueño es justamente una bóveda de placer
El amor un disco de ruleta -La vida es real
La vida es real, la vida es real, oh sí
El éxito es mi descanso
Yo mismo lo conseguí
Yo le pondré precio
Y lo haré efectivo
Lo puedo tomar o dejar
La soledad es mi escondite
Me amamanto solo
Qué más puedo decir
Me he tragado la píldora amarga
La puedo gustar
La vida es real, la vida es real, la vida es real
La música será mi amante
Amando como puta
Lennon es un genio
Viviendo poro por poro -La vida es real
La vida es real, la vida es real, tan real
La vida es cruel
La vida es una puta
La vida es real, tan real
LA MUJER ES EL NEGRO DEL MUNDO
John Lennon
Sí lo es piénsalo
La mujer es el negro del mundo
Piénsalo haz algo al respecto
La obligamos a pintarse la cara
y a bailar
Si ella no fuera una esclava
diríamos que no ama
Si es real decimos
que está tratando de ser un hombre
Mientras la degradamos fingimos
que ella es superior
La mujer es el negro del mundo
Sí lo es, si no lo crees echa un vistazo
a quien está contigo
La mujer es el esclavo de los esclavos
Oh sí mejor grítalo, sí
La hacemos parir y criar a nuestros hijos
entonces la abandonamos
porque se ha convertido en una vieja
y gorda madre gallina
Le decimos que el hogar es el único sitio
donde debe estar
Y luego nos quejamos de que ella es
demasiado celestial para ser nuestra amiga
La mujer es el negro del mundo
Sí lo es, si no lo crees echa un vistazo
a quien está contigo
La mujer es la esclava de los esclavos
La insultamos a diario por la TV
y preguntamos por qué no tiene agallas
ni confianza
Cuando es joven le matamos
su voluntad por ser libre
Mientras le decimos que no sea tan astuta
la humillamos por ser tan torpe
La mujer es el negro del mundo
Sí lo es, si no lo crees echa un vistazo
a quien está contigo
La mujer es el esclavo de los esclavos
Oh sí, mejor grítalo, sí.