miércoles, 30 de noviembre de 2016

Opinión sobre Fidel Castro.

Comparto la opinión de Federico Mayor, sobre Fidel Castro, está muy interesante, aunque habría que complementarla...
Federico Mayor Zaragoza[1]
Durante los años de la postguerra europea, al final de la década de los 40, leía a Albert Camus y pasé luego algunos períodos de tiempo en París donde viví la perplejidad y expectación de los jóvenes que veían su futuro lleno de pasado.
Más tarde, como rector de la Universidad de Granada (1968 – 1972) sentí una gran curiosidad por conocer quién era y qué representaba el Comandante Castro quien, con el Che Guevara, suscitaba tanta admiración en aquellas generaciones que, no exentas de razón como se ha visto después, se resistían a dejarse ahormar por los poderes post-bélicos (¡tan “bélicos”!).
También contribuía a mi creciente interés por conocer más sobre este tema el hecho de que la España franquista fuera la única vía de acceso a la “isla aislada”: Madrid-La Habana. Me di cuenta ya entonces —y tuve ocasión de conocerlo más de cerca en la época de la glasnost y la perestroika— de la enorme influencia de Fidel Castro en una América Latina sometida, para la que los cubanos representaban el sueño de liberación. En efecto, Cuba fue el único país latinoamericano que no sufrió el inmenso y culposo “Plan Cóndor”, iniciado en 1975, que sustituyó por dictadores y juntas militares a los poderes establecidos y asesinó a mansalva… No se debería reflexionar sobre el castrismo sin tener en cuenta la trágica realidad de dependencia y sumisión vivida en aquellos países.
Cuba no, China y Arabia Saudita sí
Cuando se habla del incumplimiento por parte de Fidel de los derechos humanos, del desmedido tiempo en el poder y la ausencia de pautas democráticas, pienso en el lupanar que era la isla con Fulgencio Batista… en la reverencia que profesan los “mercados” a países en los que el poder es sucesorio por decisión atípica y no expresa la voluntad popular ni se respetan los derechos humanos más elementales. Produce bochorno pensar que cuando se va a negociar con China se elimina antes la Ley de Justicia Universal y cuando las conversaciones se tienen con Arabia Saudita se excluyen de la agenda los Derechos Humanos y, en particular, los de la mujer…
En la actualidad, en las últimas etapas de la deriva de un sistema que cambió los valores éticos por los bursátiles y a las Naciones Unidas por grupos plutocráticos (G6, G7, G8, G20), contemplamos estupefactos como tiene lugar el acoso y derribo de países-alternativa tan importantes como Argentina y Brasil, a través de auténticos golpes de Estado debidamente “disfrazados”.
En los años 1978-81 en que desempeñé el cargo de Director General Adjunto de la Unesco, tuve ocasión de apreciar la rápida acción solidaria que Cuba llevaba a cabo. Pienso especialmente en la caída de Somoza en el mes de julio de 1979. Llamé al presidente Adolfo Suárez, de quien era Consejero en aquel momento, y le dije que sería bueno enviar rápidamente a unos cuantos maestros y maestras para contribuir a la normalización educativa de Nicaragua. A los tres días centenares de docentes cubanos llegaban, provistos de tiendas de campaña, con las manos tendidas. Y lo mismo puede decirse de Haití, con urgente y eficiente asistencia humanitaria y médica… y en muchos lugares de África.
Ya entonces puede apreciar el desarrollo comparativo de la educación en Cuba: frente a intolerables porcentajes de analfabetismo en la mayoría de los países de América Latina, Cuba estaba en la vanguardia. Y en la atención sanitaria e investigación biomédica ocupaba también el primer lugar.
He oído voces también muy críticas sobre las ejecuciones y pena de muerte practicadas durante el castrismo. Como Presidente de la Comisión Internacional contra esta cruel e intolerable acción del Estado, me uno a esta crítica… pero atemperada por la decisión que adoptó en 2003: a partir de entonces, Fidel no sólo dejó de ordenar y aceptar ejecuciones si no que eliminó los “corredores de la muerte”. En Estados Unidos, en cambio, todavía hoy 34 Estados, la gran mayoría de ellos con gobiernos del partido republicano, siguen siendo retencionistas y manteniendo el horror de los “corredores” durante muchos años.
En lo que respecta a su homofobia, se trata de otro error sin duda… que siguen manteniendo en España no pocas personas por motivos ideológicos o religiosos y, desde luego, en muchos países a los que, por intereses cortoplacistas, no censuramos. Hablando de fobias y racismos, la realidad europea y la perspectiva norteamericana son espantosas y merecen una tajante reprobación de todos los ciudadanos.
He sido testigo del extraordinario afecto que tenían por Fidel Castro los pueblos latinoamericanos. Recuerdo que en 1991 se celebró en Guadalajara el “ensayo” del V Centenario del “Encuentro” Iberoamericano. Como director general de la Unesco había procurado, junto con el profesor Urquidi, evitar reacciones adversas de las riquísimas culturas originarias, invitándolas a todas ellas a participar en la Cumbre. El rey Juan Carlos y el presidente Felipe González se sintieron especialmente confortados por la ensordecedora exclamación “¡Fidel, Fidel, Fidel!” que se escuchó en todo el trayecto de las autoridades hacia el Ayuntamiento. Al aparecer en la balconada —yo estaba al lado de la única mujer, Violeta Chamorro, presidenta de Nicaragua— la muchedumbre sólo repetía enfervorizada “¡Fidel, Fidel!”. Ni un piropo a la dama, ni un agravio o desagravio a los otros mandatarios.
Pasaron los años y en octubre de 1995 se celebró la Cumbre en Bariloche, Argentina. Yo no había acudido desde Barcelona, 1992. Pero me llamó Enrique Iglesias diciéndome que era sobre educación y no podría faltar. Viajé a Buenos Aires desde donde, de madrugada, seguí a Bariloche con el Secretario General de las Naciones Unidas a la sazón, Boutros Boutros Ghali. Al aproximarnos al hotel, rodeado de una gran multitud, el adorable Boutros me dijo emocionado: “Federico, es alentador ver la consideración y aprecio que tiene la gente hacia las Naciones Unidas”. Sus sentimientos se vieron seriamente contrariados cuando, al llegar y abrir las ventanillas sólo se escuchó: “¡Fidel, Fidel!”…
En el mes de marzo del mismo año de 1995, Fidel Castro viajó a París y visitó oficialmente la sede de la Unesco, para seguir luego hacia la Cumbre de Desarrollo Social —la primera reunión sobre desarrollo “social” que se celebraba en 50 años— que tenía lugar en Copenhague. En los registros de la Organización consta que nunca se acumuló tanto público y expectación, dentro del recinto y en sus entornos.
Me he entrevistado (siempre a altas horas de la noche) con el Comandante en varias ocasiones. En privado, hay que decirlo, también escuchaba. Coincidíamos en muchas cuestiones y discrepábamos también en muchas otras. Una madrugada, discutimos hasta el punto en que me dijo: “Estás cansado. Prefiero no seguir esta conversación”. Regresé al hotel… y cuando estaba desayunando se presentó sonriente comentando: “Yo estaba más cansado que tú. Discúlpame”. Y me acompañó hasta la misma puerta del avión.
Recuerdo vivamente las veces que coincidí con Gabriel García Márquez, visitando antes la Escuela de Cinematografía… y con Oswaldo Guayasamín, “el pintor de Iberoamérica”… y con Eusebio Leal, Alfredo Guevara, Armando Hart, Héctor Hernández Pardo, Abel Prieto….
Otra faceta que debo destacar del comandante Fidel Castro es la facilitación de los Procesos de Paz. Para reiniciar el de Guatemala en 1992, conté, como había sucedido antes con el presidente Vinicio Cerezo, quien restableció la democracia en su país, con la intermediación del Comandante y cinco guerrilleros, presididos por Rodrigo Asturias, hijo del premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias, acudieron a la primera reunión que programé en los Montes de Heredia, en Costa Rica.
Este mismo año de 2016, asistí a finales de enero en La Habana a una reunión con las FARC, que habían ya alcanzado acuerdos muy importantes con el gobierno del presidente José Manuel Santos, siempre con la recatada acción de los noruegos a quienes todos debemos especial gratitud por el qué y el cómo proceden en estos casos…
Fidel Castro protagonista del siglo XX
Todos dejamos de ser. Algunos, como él, siguen siendo leyenda. La historia hará un día balance y lo juzgará. Es totalmente improcedente juzgarlo ahora. Y, sobre todo, arrogarse la potestad de “absolverlo” o no… Se ha escrito que “su muerte despeja el camino hacia la democracia”. Es muy deseable… pero ¿hacia qué democracia? ¿Hacia la de Trump? ¿Hacia la de los “mercados” que han tenido la desfachatez de designar, en Grecia, cuna de la democracia, a un gobierno sin elecciones, sin urnas?
Nos hallamos en plena revolución digital. Por primera vez en la historia, los seres humanos saben progresivamente lo que acontece a escala planetaria y pueden expresar libremente sus puntos e vista. Pero, sobre todo, la mujer -“piedra angular” de la nueva era según el presidente Nelson Mandela– adquiere con cierta rapidez el papel crucial que le corresponde en la toma de decisiones.
A 200 millas de los EEUU, Cuba es David frente a Goliat. Fidel Castro nunca se hincó y se convirtió en un referente mundial de la resistencia.
Fidel Castro ha muerto pero sus ideas permanecen. Ahora es preciso seguir lo que debe seguirse, aún a contraviento. Y modificar con tino aquello que debe modificarse. Porque, aunque los aferrados a la inercia no quieran reconocerlo, se está iniciando una nueva era en la que serán “Nosotros, los pueblos…” -como tan lúcidamente establece la Carta de las Naciones Unidas- quienes tomarán en sus manos las riendas del destino común… y, con las lecciones, entre otras, del castrismo y del neoliberalismo, releer la Constitución de la Unesco y la Carta de la Tierra, y la Declaración de los Derechos Humanos y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea… para proceder, con audacia, firmeza y rigor a inventar el por-venir que, por fortuna, está por-hacer. Y hacerlo con urgencia, porque podemos alcanzar puntos de no retorno, lo que constituiría un pecado intergeneracional inadmisible.
Sigamos, como hizo Fidel en muchos casos, a José Martí que, dirigiéndose a los jóvenes, les dijo: “La solución no está en imitar sino en crear”.
Federico Mayor Zaragoza es presidente de la Fundación Cultura de Paz

martes, 22 de noviembre de 2016

PINK FLOYD APUESTA NUEVAMENTE A LA PAZ


En julio de 1982 Maradona y compañía dejaban fuera las aspiraciones de los argentinos de conquistar de nueva cuenta el mundial de futbol1; un mes antes, Margaret Thatcher (Maggie según Pink Floyd: “Oh Maggie, Maggie qué hemos hecho”) truncaba la aspiración de latinoamericanizar las Malvinas. Entre julio y diciembre de ese mismo año, Pink Floyd se metió a los estudios a grabar su más reciente -y aparentemente último— álbum (aunque fuera comercializado hasta el siguiente año, y en México hasta diciembre de 1983).
A partir aproximadamente de El lado oscuro de la luna, el grupo inglés, principal exponente del rock progresivo, nos ha acostumbrado a esperar un par de años por sus entregas; sin embargo, aún no habíamos terminado de digerir La pared (el filme),2 cuando Pink Floyd nos bombardeó con su anti atómica: The final cut (CBS-Columbia Internacional, c/s-5784, México, 1983).

Un réquiem para el sueño de posguerra
(A requiem for the post war dream)

El anterior es el subtítulo del disco; y su comienzo. Al final de la Segunda Guerra hubo ingleses que no regresaron (como Eric Fletcher Waters, a quien está dedicado el disco), sin embargo en todas las ventanas ondeaban banderas recibiendo a los que volvían. Las banderas no saludaban solamente a las personas sino, sobre todo, al fin de la guerra, es decir, a la paz: este fue el verdadero sueño de posguerra, el que hoy vemos morir.
 Para el Pink Floyd, las Malvinas, Beirut y Afganistán demuestran lo anterior. Obviamente Grenada y el asedio en que vive Centroamérica bajo la amenaza Reagan son sólo una confirmación más.
En la película La pared se muestra cómo, a diferencia del nuestro, el trauma de la guerra en los países que se vieron envueltos no ha suturado. Pero ahora no se trata de recuerdos, de heridas que no cierran, sino del presente y del porvenir. La amenaza -de la cual el filme Un día después es sólo una leve conjetura- es un presente, para todos  los países que tienen bases militares gringas o atómicas emplazadas: no es, pues, el trauma de la ausencia paterna, como en la película del Pink, sino el del fin de todo lo que existe, una amenaza dolorosa.

1 A finales de1 1986, hay que decir que en Argentina se ha derrocado al gobierno militar, que formalmente ganaron la copa del mundial México 86 y que de nueva cuenta empiezan las disputas por las Malvinas y las zonas pesqueras de sus alrededores...
2 En el rock existe una tradición que ha hecho confluir diversas formas de expresión artística; Jim Morrison, por ejemplo, conjuntó poesía, teatro-happening y un mensaje plástico con la música; Pink Floyd, junto con los Who, son quizá la mejor fusión cine­ rock.


¿Será que miré demasiada TV?
(Did I watch too much TV?)

Un día después, la película hecha para televisión que tanto ha impresionado, si bien por la vía de los horrores de la guerra promueve en contraposición una conciencia pacifista, también, al colocar la dimensión del poder y sus decisiones en una esfera por completo ajena a todo individuo, provoca, a mi modo de ver, un cierto escepticismo y, posiblemente, desarma cualquier voluntad de intervención pacifista. A diferencia de ésta, el grupo de rock inglés promueve la acción directa de los ciudadanos al satirizar, por ejemplo, a quienes ven las cosas con mirada paranoica:

Cósete la boca, no dejes resbalar el escudo
empuña otra vez tu máscara a prueba de balas
y si ellos tratan de romper tu disfraz con sus preguntas
tú puedes esconderte, esconderte, esconderte
bajo esos ojos paranoicos.
Todos éramos iguales al fin

(We were all equal in the end)
El movimiento punk se planteó como una vuelta a la ingenuidad -en el mejor sentido- del rock; entre muchas cosas, se estructuró como una respuesta a las frías y calculadoras máquinas del rock progresivo (donde ocupa un lugar primordial el Pink Floyd). El punk tendrá entre sus aportes un cierto refrescamiento del ambiente; sin embargo, hoy sabemos que no pudo mantener espontaneidad e inocencia, de tal manera que ya es un movimiento muerto. En cambio la afrenta del progresivo en sus mejores manifestaciones, como es el caso del grupo que nos ocupa, se mantiene vivo y actual. El corte final es prueba de ello.
La música se mantiene en la línea de La pared si bien parece más sencilla, más pura. Aunque se acompaña por la Orquesta Filarmónica Nacional, en ningún momento suena grandilocuente o pretenciosa.
Además la filosofía es más clara y directa:“The final cut” (El último corte) tiene dos filos: o acabamos con “Los elegidos” (One of the few) o ellos acabarán con todos nosotros. Habrá que construir una “casa (‘The Fletcher Memorial Home’) para reyes y tiranos incurables”, donde “ellos puedan pulir sus medallas y afilar sus sonrisas, y entretenerse solos jugando a ratos: boom-boom, bang-bang, cáete estás muerto’’.
O bien llega este “Último corte” o sobreviene el desenlace que nos hará iguales al fin:

Mientras el parabrisas se funde
y mis lágrimas se evaporan
dejando solo carbón por defender
finalmente comprendo
los sentimientos de los Elegidos:
cenizas y diamantes
amigos y enemigos
todos éramos iguales al fin.

Así Pink Floyd retoma una de las vertientes más poderosas del movimiento-rock: la lucha por la paz; bienvenida.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Leonard Cohen, Janis Joplin y The Chelsea Hotel: Lo que él dijo - Y ahora, lo que ella dijo. (tradución)


La mayoría de los fans de Cohen están familiarizados con el encuentro sexual que hubo entre él y Janis Joplin. Si bien hay algunas variaciones, la introducción de Cohen para "Chelsea Hotel # 2" en un concierto de Nueva York 1988 es representativa:

Leonard Cohen, dijo:
"Hace mil años viví en este hotel en NYC. Yo era un usuario frecuente del ascensor en este hotel. Continuamente dejaba mi habitación y volvía. Me convertí en un experto dominando los botones de ese ascensor. Una de las pocas tecnologías que realmente he dominado.

La puerta se abrió. Entré. Puse mi dedo derecho en el botón. Sin dudarlo. A última hora de la mañana, temprano en la noche. Me di cuenta de una mujer joven, que viajaba con tanto deleite como yo.

Ella, a pesar de haber dominado a grandes audiencias, no sabía como operaba aquel ascensor, yo era el único que realmente sabía cómo hacerlo. Llené mis pulmones de aire y me armé de coraje, le dije: "¿Usted está buscando a alguien?" Ella contestó: "Sí, estoy en busca de Kris Kristofferson", exclamé "¡pequeña señorita, usted está de suerte! Yo soy Kris Kristofferson." Aquellos eran tiempos generosos. A pesar de saber que yo era menor que Kris Kristofferson, nunca me trató como tal. Fue amable conmigo, aún en esas épocas de condena. Escribí esta canción para Janis Joplin en el Chelsea Hotel."

Cohen a menudo ha reportado su pesar por evidenciar a Joplin como la mujer en la canción. El siguiente fragmento es de una entrevista del 8 de julio 1994 en BBC:
"No es la única indiscreción que lamento de mi vida profesional. Nunca había asociado el nombre de una mujer con una canción, y en la canción utilicé la línea "dándome sexo oral sobre la cama desecha, mientras las limusinas esperan en la calle.", nunca he hablado en términos concretos, sobre una mujer con la que haya tenido relaciones íntimas, y puse el nombre de Janis Joplin en esa canción. Me he sentido muy mal desde entonces, es una indiscreción, y si de alguna manera, pudiera disculparme con su fantasma, quiero disculparme ahora, por haber cometido tan grave error."

En resumen, Leonard Cohen se acerca Janis Joplin, que, aunque ella no lo está buscando, se allana a su invitación a disfrutar de lo que a todas luces resulta ser un enlace fuerte y locuaz. Algún tiempo después, Leonard Cohen escribe una canción sobre la esto y en 1976, revela que la canción es acerca de Janis Joplin, una indiscreción de la que está arrepentido.

Chelsea Hotel -Leonard Cohen
Te recuerdo bien, en el Hotel Chelsea,
hablabas tan segura, y tan dulcemente,
dándome sexo oral sobre la cama desecha,
mientras las limusinas esperan en la calle.
Esas fueron las razones y eso era Nueva York,
corríamos por el dinero y la carne,
y a eso se le llamaba amor,
para los trabajadores de la canción (para los músicos),
probablemente todavía lo sea para los que se quedan.
Ah, pero tú te fuiste, ¿no cariño?
Simplemente te diste la vuelta entre la multitud,
te fuiste, ni una vez te oí decir:
te necesito, no te necesito,
te necesito, no te necesito,
y todas esas tonterías que lo rodean
Te recuerdo bien, en el Hotel Chelsea,
tú eras famosa, tu corazón era una leyenda,
me dijiste de nuevo que preferías a hombres atractivos,
pero por mí harías una excepción,
y apretando tu puño por los que son como nosotros,
los que está oprimidos por los cánones de la belleza,
te arreglaste a ti misma, dijiste:
"bueno, no importa, somos feos pero tenemos la música".
Ah, pero tú te fuiste, ¿no cariño?
Simplemente te diste la vuelta entre la multitud,
te fuiste, ni una sola vez te oí decir:
te necesito, no te necesito,
te necesito, no te necesito,
y todas esas tonterías que lo rodean.
No quiero sugerir que te amé a la que más,
no puedo seguir el rastro a cada petirrojo caído
te recuerdo bien, en el Hotel Chelsea,
eso es todo, ni siquiera pienso en ti tan a menudo.


Janis Joplin, dijo:
Los siguientes fragmentos son de 3 de septiembre de 1969, entrevista con Janis Joplin, publicado en los años sesenta por Richard Avedon y Doon Arbus (Random House, 1ª edición: 2 Noviembre 1999):

"Yo vivo bastante relajada. Ya sabes, follar con extraños y esas cosas... Muchas personas viven libres, ¿no le parece?

A veces, ya sabes, estás con alguien y estás convencido de que tienen algo que contarte. O, ya sabes... quieres estar con ellos. Pero nada pasa, y a pesar de eso, sigues intentando convencerte de que algo está sucediendo. Él simplemente no dice nada. Está de mal humor o algo así. Así que sigues estando ahí, tirando, dando, golpeando, ya sabes. Y luego, de repente a eso de las cuatro de la mañana te das cuenta de eso, culo plano, este hijo de puta está allí, pero ni siquiera me está prestando atención.

Quiero decir, eso mismo me paso. Y me sucedió dos veces; Jim Morrison y Leonard Cohen. Y es extraño porque ellos son los únicos dos que se me ocurre. Lo intenté sin gustarles realmente, sólo porque simplemente sabía quiénes eran y quería saber más de ellos... Pero no me dijeron nada, no me dieron nada..."

Los dos cuentan cosas claramente distintas de lo que sucedió sexualmente entre ellos, incluyendo quién inició el contacto, y las implicaciones son intrigantes. Si nada más, a juzgar por la observación bastante casual de Joplin de que "ellos [Cohen y Morrison] no me dieron nada [sexualmente]", Leonard Cohen ya no debería sentirse obligado a disculparse ante el fantasma de Janis Joplin por sus revelaciones sobre ella.

Tal vez si Janis Joplin no hubiera muerto tan joven, habría emulado a Joni Mitchell escribiendo una o dos canciones sobre Leonard Cohen desde su propia perspectiva. Después de todo, ¿quién no estaría interesado en escuchar a Janis Joplin, "Chelsea Hotel?"

DrHGuy. (2016). Leonard Cohen, Janis Joplin, & The Chelsea Hotel: What He Said – And Now, What She Said. March 11, 2016, de http://cohencentric.com/ Sitio web: http://cohencentric.com/2016/03/11/leonard-cohen-janis-joplin-the-chelsea-hotel-what-he-said-and-now-what-she-said/


jueves, 10 de noviembre de 2016

Janis Joplin: De noche y con razón



Janis Joplin, antes que nada fue un ser humano. Una artista inédita, inusual que cimbró con su voz rasposa y dolorida la conciencia y el corazón de millones de personas. Fue una mujer que, no en teoría, sino en la práctica, impuso su libertad pese al costo que le significara. Cantó a la libertad y vivió libre como un ave frágil en una gran ciudad.

Su propia vida, su soplo vital que le permitía mover sus cuerdas vocales y cantar y que le impulsaba a bailar, pateando el piso para incitar a los asistentes a amotinarse, era el vehículo de protesta, el ariete de su malestar por el mundo.

Su sexualidad la esgrimía como un reto a las buenas y conservadoras conciencias norteamericanas (como la de su Texas nativo, que la expulsó). Sus excesos con el alcohol y alguna otra sustancia, eran también una denuncia. Como escribió la doctora Cecilia Conde:
“Janis supo vivir plenamente su situación y presentarse como una provocación permanente contra lo establecido y, sobre todo, contra la represión sexual. Los decentes la señalaban como sucia, drogadicta, alcohólica y ‘destrampada sexual’, y ella efectivamente lo era, aún más de lo que ellos pensaban. Permitir que la imaginación fluyera más allá de los diques de la ‘moral’, esto fue lo que ella representó y por esto era peligrosa e indecente. Fue como los travestis que no asumen pasivamente el papel que la sociedad les da, sino que lo desbordan, provocando así el escándalo, la envidia y, por supuesto, la soledad, tema recurrente de las canciones de Janis.”

"Aquí todo es soledad para mí…", dice en ese-rock rabeliano que canta y toca junto con los Big Brother and the Holding Company, “All is lonlyness”.

Soledad de quienes no se sujetan a las reglas sexuales establecidas, que exhiben abiertamente una sexualidad diferente:
“…Me decían: ‘Tan pronto crezcas y encuentres al hombre adecuado, o puedas acostarte con alguien de tu agrado, o consigas un poco de mota, verás que todo estará bien’ –cuenta Janis—; pero pasaron los años y finalmente me doy cuenta de que eso no está bien, de que nunca va a estarlo y que siempre, hagas lo que hagas, algo irá saliendo mal.” Y concluye la doctora Conde:

“¿Cómo fue –podría uno preguntarse—que la Sociedad y las Buenas Costumbres estadunidenses la ‘toleraron’? De hecho no lo hicieron. Quienes tenían la necesidad de Janis (y de toda esa generación de rocanroleros) eran los jóvenes destinados a preservar esa sociedad y esas buenas costumbres, los que serían enviados a Vietnam, los que tenían que construir la tecnología y el arte de un mundo agresivo, dominante y profundamente destructivo. Esa generación de jóvenes quería volverse hippie, contestataria, rebelde, sexualizada. Ellos mismos son los que, a casi veinte años de la muerte de Janis, han impedido que experiencias como la de ella sean anuladas o asimiladas.”

Mariano Morales. (1990). Janis Joplin: de noche y con razón. En Locutopía: Crónica, poesía y música del rock(104). México, D.F: Grupo Editorial Eón.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Sobre el nobel a Bob Dylan y la Academia

Mariano Morales Corona

Hay que distinguir dos cosas, en este presunto debate: los méritos de Bob Dylan y las intenciones de la Academia Sueca. No podemos revolver unos con otras.

Todos sabemos que los premios Nobel han sido utilizados políticamente en muchas ocasiones. Tenemos, por ejemplo, que los Estados Unidos, el país que más armas produce, vende y utiliza, el que sólo ha pasado 4 años de su vida como país sin estar en guerra, es el que cuenta con más nóbeles de la Paz: 20, algunos de ellos como Henry Kissinger o Barack Obama, por ejemplo.

Algunos premios de literatura han sido otorgados con ese mismo fin. Lo que intenta hacer la Academia Sueca es redimirse, al reconocer a una contracultura e intentar hacerla parte de esa cultura dominante. Si el rock mereció un reconocimiento fue en sus mejores momentos, los llamados 60’s (1956-1973, de la Revolución cubana al Golpe de Estado en Chile). Años de la doctrina Monroe: “América para los americanos” (no hispanos ni negros, etcétera).

Bob Dylan fue pieza fundamental en el nacimiento de esa contracultura, afilada contra el Sistema, mismo del cual la Academia Sueca formaba (y forma) parte. En esos años los jóvenes y sus ideas fueron perseguidos, combatidos, casi hasta la aniquilación (y si alguien lo duda, recordemos el año de 1968 con sus represiones juveniles prácticamente en todo el planeta; siendo quizás la masacre estudiantil mexicana del 2 de octubre la más cruel).

Si están tratando de reconocer esa contracultura, sólo se tardaron unos 50 años.
Y sí, es sabido que los roqueros eran los líderes de esa amorfa revuelta juvenil-estudiantil planetaria. Y Bob Dylan fue de los que encendieron la mecha.

“Cuántos caminos debe andar un hombre antes de que le llamen hombre”; o las que dedica a los maestros de la guerra que “Juegan con mi mundo como si fuera su pequeño juguete”, “Ustedes que fabrican las armas. Que edifican mortíferos aviones. Que construyen grandes bombas. Ustedes, que se esconden tras paredes. Se ocultan detrás de sus escritorios...”
Él quien anunció que “Los tiempos están cambiando”: “Vamos senadores y congresistas/ por favor escuchen el llamado/ no se queden tapando la entrada/ no bloqueen el pasillo/ o saldrá lastimado/ el que no avance./ Hay una batalla ahí afuera/ y se está recrudeciendo/ pronto sacudirá sus ventanas/ y hará temblar sus paredes/ pues los tiempos están cambiando…”
El Dylan que se dio cuenta que los poderosos iban con todo, como siempre, en “Destellos de libertad”: “Ingenuos y sonriendo/ así lo recuerdo, fuimos apresados/ cazados sin dejar huella/ nos colgaron, suspendidos/ mientras escuchábamos/ y mirábamos por última vez/ hechizados y consumidos/ hasta el fin de su repiqueteo/ tañendo por los que sufren/ con heridas incurables/ por los innumerables confundidos/ acusados, maltratados, pisados y vejados/ y por cada persona ahorcada/ en todo lo ancho del mundo// y nosotros contemplando/ los repiques de libertad y sus destellos.”



A Hard Rain's A-Gonna Fall

Una dura lluvia va a caer
Oh, where have you been,
my blue-eyed son?
Oh, where have you been,
my darling young one?

I've stumbled on the side
of twelve misty mountains,
I've walked and I've crawled
on six crooked highways,
I've stepped in the middle
of seven sad forests,
I've been out in front of
a dozen dead oceans,
I've been ten thousand miles
 in the mouth of a graveyard,
And it's a hard, and it's a hard,
it's a hard, and it's a hard,
And it's a hard rain's a-gonna fall.

Oh,¿dónde has estado,
mi hijo de ojos azules?
¿dónde has estado,
mi joven querido?

He tropezado con la ladera
de doce montañas brumosas,
he andado y me he arrastrado
en seis autopistas sinuosas,
he andado en medio
de siete bosques sombríos,
he estado delante
de una docena de océanos muertos,
me he adentrado diez mil millas
en la boca de un cementerio,
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.



Oh, what did you see,
my blue-eyed son?
Oh, what did you see,
my darling young one?

I saw a newborn baby
with wild wolves all around it
I saw a highway of diamonds
with nobody on it,
I saw a black branch with blood
that kept drippin',
I saw a room full of men
with their hammers a-bleedin',
I saw a white ladder
all covered with water,
I saw ten thousand talkers
whose tongues were all broken,
I saw guns and sharp swords
 in the hands of young children,
And it's a hard, and it's a hard,
it's a hard, it's a hard,
And it's a hard rain's a-gonna fall.

Oh, ¿y qué viste,
mi hijo de ojos azules?
Oh, ¿qué viste,
mi joven querido?

Vi lobos salvajes alrededor
de un recién nacido,
vi una autopista de diamantes
que nadie usaba,
vi una rama negra
goteando sangre aún fresca,
vi una habitación llena de hombres
cuyos martillos sangraban,
vi una escalera blanca
cubierta de agua,
vi diez mil oradores
con las lenguas rotas,
vi pistolas y espadas
en manos de niños,
y es dura, es dura,
es dura, y es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.



And what did you hear,
my blue-eyed son?
And what did you hear,
my darling young one?

I heard the sound of a thunder,
it roared out a warnin',
Heard the roar of a wave
that could drown the whole world,
Heard one hundred drummers
whose hands were a-blazin',
Heard ten thousand whisperin'
and nobody listenin',
Heard one person starve,
I heard many people laughin',
Heard the song of a poet
who died in the gutter,
Heard the sound of a clown
who cried in the alley,
And it's a hard, and it's a hard,
 it's a hard, it's a hard,
And it's a hard rain's a-gonna fall.

¿Y qué oíste,
mi hijo de ojos azules?
¿Y qué oíste,
mi joven querido?

Oí el sonido de un trueno,
que rugió sin aviso,
oí el bramar de una ola
que puede inundar al mundo entero,
oí cien tamborileros
cuyas manos ardían,
oí diez mil susurros
que nadie escuchaba,
oí a una persona morir de hambre,
oí a mucha gente reír,
oí la canción de un poeta
que moría en la cuneta,
oí el sonido de un payaso
que lloraba en el callejón,
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es dura la lluvia que va a caer.



Oh, who did you meet,
my blue-eyed son?
Who did you meet,
my darling young one?

I met a young child
beside a dead pony,
I met a white man
who walked
a black dog,
I met a young woman
whose body was burning,
I met a young girl,
she gave me a rainbow,
I met one man
who was wounded in love,
I met another man
who was wounded with hatred,
And it's a hard, it's a hard,
 it's a hard, it's a hard,
It's a hard rain's a-gonna fall.

Oh, ¿a quién encontraste,
mi hijo de ojos azules?
¿Y a quién encontraste,
mi joven querido?

Encontré un niño pequeño
junto a un pony muerto,
encontré un hombre blanco
que paseaba un perro negro,
encontré una mujer joven
cuyo cuerpo estaba ardiendo,
encontré a una chica
que me dio un arco iris,
encontré a un hombre
herido de amor,
encontré a otro,
herido de odio;
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.



Oh, what'll you do now,
my blue-eyed son?
Oh, what'll you do now,
my darling young one?

I'm a-goin' back out
'fore the rain
starts a-fallin',
I'll walk to the depths
of the deepest
black forest,
Where the people are many
and their hands are all empty,
Where the pellets of poison
are flooding their waters,
Where the home in the valley
meets the damp dirty prison,
Where the executioner's face
is always well hidden,
Where hunger is ugly,
where souls are forgotten,
Where black is the color,
where none is the number,
And I'll tell it and think it and speak it
and breathe it,
And reflect it from the mountain
so all souls can see it,
Then I'll stand on the ocean
until I start sinkin',
But I'll know my song well before
I start singin',
And it's a hard, it's a hard,
it's a hard, it's a hard,
It's a hard rain's a-gonna fall.

¿Y ahora qué harás,
mi hijo de ojos azules?
¿Y ahora qué harás,
mi joven querido?

Voy a regresar afuera
antes que la lluvia comience a caer,
me adentraré en el abismo
del bosque más profundo y negro,
donde la gente es mucha
y sus manos están vacías,
donde
el veneno
contamina sus aguas,
donde el hogar en el valle
encuentra el desaliento de la cochina prisión,
y la cara del verdugo
está siempre bien escondida,
donde el hambre es horrible,
donde las almas han sido olvidadas,
donde el negro es el color,
y ninguno el número,
y lo contaré, lo diré, lo pensaré
y lo respiraré,
y lo reflejaré desde la montaña
para  que todas las almas puedan verlo,
luego me mantendré sobre el océano
hasta que comience a hundirme,
pero sabré bien mi canción
antes de empezar a cantarla,
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.


Otros tomaron las banderas y las ondearon más alto, incluso literariamente: pienso, por ejemplo, en el papel de los Beatles, que cambiaron muchas cosas: como las relaciones familiares, el anhelo de libertad expresado en las ropas y los cabellos, la centralidad del amor como fuerza para cambiar al mundo y un largo etcétera. Paul Macartney pidió estación; mientras Jonh Lennon se mantuvo pertinaz por transformar el mundo. Mucha gente está de acuerdo en que su poesía alcanza niveles imbatibles, como es el caso de “Imagina”.

Imagina

Imagina que no existe el paraíso
—inténtalo, no es difícil—
sin infierno bajo nuestros pies
y encima, sólo nubes, cielo

Imagina a toda la gente
viviendo el aquí y el ahora (ah, ja, ja ajá)

Imagina que no hay patrias
—no cuesta trabajo hacerlo—
nada por qué matar o dejarse morir
ni siquiera por las religiones

Imagina a toda la gente
viviendo su vida en paz (ah, ja, ja ajá)

Dirás que soy                              un soñador
pero no soy el único
espero que                                    te nos unas
para construir un mundo diferente

Imagina que no hay posesiones
—sé que puedes hacerlo—
sin necesidad de acumular ni de pasar hambre
La hermandad de la humanidad

Imagina que todos, todos
pudiéramos compartir el mundo

Dirás que soy                              un soñador
pero no soy el único
espero que                                    te nos unas
y hagamos un mundo para todos.


Las ciudades se masificaron; crecieron los satisfactores de consumo, mas no la claridad para comprenderlos. El hambre y el descontento (particularmente de los jóvenes, sector sensible a la ausencia de futuro) también crecieron.

Los conceptos de hombre, democracia, derechos humanos, ciudadano, los heredamos de la Revolución Francesa; pero, para entonces, ya estaba por alcanzar los 200 años. Hoy es necesario fundar un nuevo concepto para todos los seres que habitamos la tierra. Una nueva forma de englobar a los que hasta hoy en su diferencia han sido disminuidos: los pobres, los aborígenes, los desvalidos, los niños, los ancianos, las mujeres. Se requiere de un nuevo concepto en el cual subyagan los mismos derechos humanos para todos, aun conservando las diferencias (de sexo, de raza, de religión, de habilidades), un concepto que por lo pronto no sea sexista como el de: hombre.

Los pensamientos más libertarios como los de dirimir en paz los conflictos, quitar las ataduras que impedían amarse; la igualdad, la conservación de la naturaleza, el fin a la opresión de las mujeres, al racismo... confluyeron por primera vez en mucha gente a lo largo y a lo ancho del mundo a finales de los sesenta cuando el sueño terminó. Los filósofos se armaron de guitarras, de poesía y se lanzaron al mundo.

También hubo otros líderes así de claros y literariamente más solventes, como es el caso de Jim Morrison.

Días extraños

Todo es movimiento a ciegas, la vida es algo perdido entre las cosas. Difícil es encontrarla en un mundo que ha puesto altares a los objetos -y además precio-. Está sepultada por cajas y envolturas, por motores y anuncios deslumbrantes, por cosas que fundamentan el poder, que vuelven a las personas cosas, envases desechables.
La belleza niega ese mundo, levanta su mano áspera y provoca el deseo de transformarlo. Más aún cuando la belleza se acompaña de un verbo claro. Jim Morrison busca al hombre en el ambiente, cuando canta a la tierra lacerada (“Cuando la música termine”). Lo busca, cuando enfrenta el número a las armas (“Cinco a uno”). También cuando a ella le susurra: “estás encerrada en la cárcel de tu propia consigna. Rápido, vuela lejos” (“Niña infeliz”). Es el alcohólico del albergue de la carretera que protesta contra las dictaduras y la participación yanqui en éstas (“Una plegaria americana”). Es el profeta del apocalipsis urbano (“Mujer de Los Ángeles” y “La celebración del lagarto”)…
También busca a la vida en ese rito de lagarto que preña sus rescoldos; en esa alternancia del placer con el cual enfrenta cotidianamente al poder. Su política sexual, como la de Janis, es una bofetada en el rostro de la frigidez americana, una patada en el enmohecido miembro del mundo consumista.
Obviamente el amplio universo de las revueltas juveniles –intuitivas, conscientes o muy conscientes– del 68, corría por su voz aguardentosa.
Pero sobre todo busca a la vida y al hombre que es él mismo, en ese afanoso deseo de “pasar al otro lado”; de seguir las palabras de Brecht, recorriendo los “wisky-bares”, cumpliendo el deber de morir (“Canción de Alabama”).
O como con claridad él lo dice:

Días extraños nos encontraron
y a lo largo de sus extrañas horas
subsistimos solos
cuerpos confundidos
memorias maltratadas
Así recorremos el día
Hacia una extraña noche de piedra.
(“Días extraños”)

Claro que el anterior es sólo uno de sus inmejorables momentos; los siguientes endecasílabos pueden ser otro:

I woke up this morning and I got myself a beer
I woke up this morning and I got myself a beer
The future’s uncertain and the end is always near

Apenas desperté y fui a buscar una cerveza
Apenas desperté y fui a buscar una cerveza
El futuro es incierto y el fin está siempre cerca.
(“El blues del albergue sobre la carretera”)

Veamos otro ejemplo de la relación poética de Jim Morrison con el agua, la canción

“La WASP”* (Radio Texas y el ritmo espeso”):

Quiero hablarte de Radio Texas y del ritmo espeso
Viene de los pantanos de Virginia
Tranquilo, lento, con dinero y decisión
Y una estrechez repelente y difícil de dominar

Algunos llaman a su brillo, celestial
Otros, lo mezquino y lamentable del sueño Occidental
Amo a los amigos que he reunido en esta balsa de latón
Hemos construido pirámides en honor de nuestra fuga
Esta es la tierra donde murió el Faraón

Los negros en el bosque, emplumados, brillantes
Dicen: “Olvida la noche
Vive con nosotros en los bosques de azur
Por aquí en el perímetro no hay estrellas
Aquí somos borrachos**, inmaculados”

¡Y escucha esto! Te hablaré de la angustia
Te hablaré de la angustia
Y de la pérdida de Dios
Te hablaré de la noche sin esperanza

Del escaso alimento que mi alma olvidó
Te hablaré de la virgen con alma de hierro forjado
¡Y te diré esto!: no habrá perdón para nosotros
No habrá recompensa eterna, por malgastar el alba

Te hablaré de Radio Texas y del ritmo espeso
Suavizado, lento y loco como un nuevo lenguaje

Ahora escucha, te hablaré de Texas
Te hablaré de Radio Texas
Te hablaré de la noche sin esperanza
Del huidizo sueño Occidental
Te hablaré de la virgen con alma de hierro forjado.

Pero bueno, a ellos los mataron, con drogas adulteradas como puede haber sido el caso de Morrison o con una pistola como sucedió con Lennon. La Academia Sueca no entrega premios posmuerte.
Pero quedan varios otros sobrevivientes, como es el caso de Neil Young y su incansable y extraordinario trabajo por la música, por las buenas letras y por la conciencia humana y humanista. Él sería un excelente ejemplo de lo que esa contracultura ha defendido y sigue defendiendo. Patty Smith es otro caso o Roger Waters, por mencionar sólo a algunos.

Lo que hizo y representó el joven Dylan merece cualquier premio. Pero qué es lo que busca la Academia al otorgárselo: ¿darse baños de inocencia?, ¿lavarse las manos? ¿Insistir en que el sueño occidental, el American way of life, es el único sueño posible (aún a costa de los habitantes del resto del planeta y del planeta mismo)?

¿Al recibir el Nobel, Dylan, reiniciará la revuelta contra las guerras, por la entronización del discurso amoroso, por la salvación del planeta y antes de los seres humanos…?
¿O le están abriendo las puertas para incluirlo en las filas de los dominantes?
¿O Dylan dará un discurso que lo incluya junto a los de premios nóbeles de literatura que mantuvieron sus posturas, como Sartre y Camus, como Darío Fo, o como Miguel Ángel Asturias y García Márquez, cosa que lograría incluso si lo rechaza, al igual que Sartre?
Estas son algunas de las incógnitas que se resolverán muy pronto. De cualquier manera, la revuelta juvenil del siglo pasado, la que dio pie a la utopía (Locutopía, le llamó Lennon), a la construcción de un mundo amoroso y humanitario, fue derrotada y devastada.
¡Qué más da que premien a los sobrevivientes!