Mariano Morales
Corona
Hay que
distinguir dos cosas, en este presunto debate: los méritos de Bob Dylan y las
intenciones de la Academia Sueca. No podemos revolver unos con otras.
Todos sabemos que
los premios Nobel han sido utilizados políticamente en muchas ocasiones.
Tenemos, por ejemplo, que los Estados Unidos, el país que más armas produce,
vende y utiliza, el que sólo ha pasado 4 años de su vida como país sin estar en
guerra, es el que cuenta con más nóbeles de la Paz: 20, algunos de ellos como
Henry Kissinger o Barack Obama, por ejemplo.
Algunos premios
de literatura han sido otorgados con ese mismo fin. Lo que intenta hacer la
Academia Sueca es redimirse, al reconocer a una contracultura e intentar
hacerla parte de esa cultura dominante. Si el rock mereció un reconocimiento
fue en sus mejores momentos, los llamados 60’s (1956-1973, de la Revolución
cubana al Golpe de Estado en Chile). Años de la doctrina Monroe: “América para los
americanos” (no hispanos ni negros, etcétera).
Bob Dylan fue
pieza fundamental en el nacimiento de esa contracultura, afilada contra el Sistema,
mismo del cual la Academia Sueca formaba (y forma) parte. En esos años los
jóvenes y sus ideas fueron perseguidos, combatidos, casi hasta la aniquilación
(y si alguien lo duda, recordemos el año de 1968 con sus represiones juveniles prácticamente
en todo el planeta; siendo quizás la masacre estudiantil mexicana del 2 de
octubre la más cruel).
Si están tratando
de reconocer esa contracultura, sólo se tardaron unos 50 años.
Y sí, es sabido
que los roqueros eran los líderes de esa amorfa revuelta juvenil-estudiantil
planetaria. Y Bob Dylan fue de los que encendieron la mecha.
“Cuántos caminos
debe andar un hombre antes de que le llamen hombre”; o las que dedica a los
maestros de la guerra que “Juegan con mi
mundo como si fuera su pequeño juguete”, “Ustedes
que fabrican las armas. Que edifican mortíferos
aviones. Que construyen grandes bombas.
Ustedes, que se esconden tras paredes. Se ocultan detrás de sus escritorios...”
Él quien anunció que “Los tiempos están cambiando”: “Vamos senadores y congresistas/ por favor escuchen el llamado/ no se
queden tapando la entrada/ no bloqueen el pasillo/ o saldrá lastimado/ el que
no avance./ Hay una batalla ahí afuera/ y se está recrudeciendo/ pronto sacudirá
sus ventanas/ y hará temblar sus paredes/ pues los tiempos están cambiando…”
El Dylan que se dio cuenta que los poderosos iban
con todo, como siempre, en “Destellos de libertad”: “Ingenuos
y sonriendo/ así lo recuerdo, fuimos apresados/ cazados sin dejar huella/ nos colgaron, suspendidos/
mientras escuchábamos/ y mirábamos por
última vez/ hechizados y consumidos/ hasta el fin de su repiqueteo/
tañendo por los que sufren/ con heridas incurables/
por los innumerables confundidos/ acusados,
maltratados, pisados y vejados/ y por cada persona ahorcada/ en todo lo ancho del mundo// y nosotros contemplando/ los repiques de libertad
y sus destellos.”
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A
Hard Rain's A-Gonna Fall
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Una
dura lluvia va a caer
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Oh,
where have you been,
my blue-eyed son? Oh, where have you been, my darling young one? I've stumbled on the side of twelve misty mountains, I've walked and I've crawled on six crooked highways, I've stepped in the middle of seven sad forests, I've been out in front of a dozen dead oceans, I've been ten thousand miles in the mouth of a graveyard, And it's a hard, and it's a hard, it's a hard, and it's a hard, And it's a hard rain's a-gonna fall. |
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Oh,¿dónde
has estado,
mi hijo de ojos azules? ¿dónde has estado, mi joven querido? He tropezado con la ladera de doce montañas brumosas, he andado y me he arrastrado en seis autopistas sinuosas, he andado en medio de siete bosques sombríos, he estado delante de una docena de océanos muertos, me he adentrado diez mil millas en la boca de un cementerio, y es dura, es dura, es dura, es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer. |
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Oh,
what did you see,
my blue-eyed son? Oh, what did you see, my darling young one? I saw a newborn baby with wild wolves all around it I saw a highway of diamonds with nobody on it, I saw a black branch with blood that kept drippin', I saw a room full of men with their hammers a-bleedin', I saw a white ladder all covered with water, I saw ten thousand talkers whose tongues were all broken, I saw guns and sharp swords in the hands of young children, And it's a hard, and it's a hard, it's a hard, it's a hard, And it's a hard rain's a-gonna fall. |
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Oh,
¿y qué viste,
mi hijo de ojos azules? Oh, ¿qué viste, mi joven querido? Vi lobos salvajes alrededor de un recién nacido, vi una autopista de diamantes que nadie usaba, vi una rama negra goteando sangre aún fresca, vi una habitación llena de hombres cuyos martillos sangraban, vi una escalera blanca cubierta de agua, vi diez mil oradores con las lenguas rotas, vi pistolas y espadas en manos de niños, y es dura, es dura, es dura, y es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer. |
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And
what did you hear,
my blue-eyed son? And what did you hear, my darling young one? I heard the sound of a thunder, it roared out a warnin', Heard the roar of a wave that could drown the whole world, Heard one hundred drummers whose hands were a-blazin', Heard ten thousand whisperin' and nobody listenin', Heard one person starve, I heard many people laughin', Heard the song of a poet who died in the gutter, Heard the sound of a clown who cried in the alley, And it's a hard, and it's a hard, it's a hard, it's a hard, And it's a hard rain's a-gonna fall. |
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¿Y
qué oíste,
mi hijo de ojos azules? ¿Y qué oíste, mi joven querido? Oí el sonido de un trueno, que rugió sin aviso, oí el bramar de una ola que puede inundar al mundo entero, oí cien tamborileros cuyas manos ardían, oí diez mil susurros que nadie escuchaba, oí a una persona morir de hambre, oí a mucha gente reír, oí la canción de un poeta que moría en la cuneta, oí el sonido de un payaso que lloraba en el callejón, y es dura, es dura, es dura, es muy dura, es dura la lluvia que va a caer. |
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Oh,
who did you meet,
my blue-eyed son? Who did you meet, my darling young one? I met a young child beside a dead pony, I met a white man who walked a black dog, I met a young woman whose body was burning, I met a young girl, she gave me a rainbow, I met one man who was wounded in love, I met another man who was wounded with hatred, And it's a hard, it's a hard, it's a hard, it's a hard, It's a hard rain's a-gonna fall. |
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Oh,
¿a quién encontraste,
mi hijo de ojos azules? ¿Y a quién encontraste, mi joven querido? Encontré un niño pequeño junto a un pony muerto, encontré un hombre blanco que paseaba un perro negro, encontré una mujer joven cuyo cuerpo estaba ardiendo, encontré a una chica que me dio un arco iris, encontré a un hombre herido de amor, encontré a otro, herido de odio; y es dura, es dura, es dura, es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer. |
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Oh,
what'll you do now,
my blue-eyed son? Oh, what'll you do now, my darling young one? I'm a-goin' back out 'fore the rain starts a-fallin', I'll walk to the depths of the deepest black forest, Where the people are many and their hands are all empty, Where the pellets of poison are flooding their waters, Where the home in the valley meets the damp dirty prison, Where the executioner's face is always well hidden, Where hunger is ugly, where souls are forgotten, Where black is the color, where none is the number, And I'll tell it and think it and speak it and breathe it, And reflect it from the mountain so all souls can see it, Then I'll stand on the ocean until I start sinkin', But I'll know my song well before I start singin', And it's a hard, it's a hard, it's a hard, it's a hard, It's a hard rain's a-gonna fall. |
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¿Y
ahora qué harás,
mi hijo de ojos azules? ¿Y ahora qué harás, mi joven querido? Voy a regresar afuera antes que la lluvia comience a caer, me adentraré en el abismo del bosque más profundo y negro, donde la gente es mucha y sus manos están vacías, donde el veneno contamina sus aguas, donde el hogar en el valle encuentra el desaliento de la cochina prisión, y la cara del verdugo está siempre bien escondida, donde el hambre es horrible, donde las almas han sido olvidadas, donde el negro es el color, y ninguno el número, y lo contaré, lo diré, lo pensaré y lo respiraré, y lo reflejaré desde la montaña para que todas las almas puedan verlo, luego me mantendré sobre el océano hasta que comience a hundirme, pero sabré bien mi canción antes de empezar a cantarla, y es dura, es dura, es dura, es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer. |
Otros tomaron las
banderas y las ondearon más alto, incluso literariamente: pienso, por ejemplo,
en el papel de los Beatles, que cambiaron muchas cosas: como las relaciones
familiares, el anhelo de libertad expresado en las ropas y los cabellos, la
centralidad del amor como fuerza para cambiar al mundo y un largo etcétera.
Paul Macartney pidió estación; mientras Jonh Lennon se mantuvo pertinaz por transformar
el mundo. Mucha gente está de acuerdo en que su poesía alcanza niveles
imbatibles, como es el caso de “Imagina”.
Imagina
Imagina
que no existe el paraíso
—inténtalo,
no es difícil—
sin
infierno bajo nuestros pies
y
encima, sólo nubes, cielo
Imagina
a toda la gente
viviendo
el aquí y el ahora (ah, ja, ja ajá)
Imagina
que no hay patrias
—no
cuesta trabajo hacerlo—
nada
por qué matar o dejarse morir
ni
siquiera por las religiones
Imagina
a toda la gente
viviendo
su vida en paz (ah, ja, ja ajá)
Dirás
que soy un
soñador
pero
no soy el único
espero
que te nos unas
para
construir un mundo diferente
Imagina
que no hay posesiones
—sé
que puedes hacerlo—
sin
necesidad de acumular ni de pasar hambre
La
hermandad de la humanidad
Imagina
que todos, todos
pudiéramos
compartir el mundo
Dirás
que soy un
soñador
pero
no soy el único
espero
que te nos unas
y
hagamos un mundo para todos.
Las
ciudades se masificaron; crecieron los satisfactores de consumo, mas no la
claridad para comprenderlos. El hambre y el descontento (particularmente de los
jóvenes, sector sensible a la ausencia de futuro) también crecieron.
Los
conceptos de hombre, democracia, derechos humanos, ciudadano, los heredamos de
la Revolución Francesa; pero, para entonces, ya estaba por alcanzar los 200
años. Hoy es necesario fundar un nuevo concepto para todos los seres que
habitamos la tierra. Una nueva forma de englobar a los que hasta hoy en su
diferencia han sido disminuidos: los pobres, los aborígenes, los desvalidos,
los niños, los ancianos, las mujeres. Se requiere de un nuevo concepto en el
cual subyagan los mismos derechos humanos para todos, aun conservando las
diferencias (de sexo, de raza, de religión, de habilidades), un concepto que
por lo pronto no sea sexista como el de: hombre.
Los
pensamientos más libertarios como los de dirimir en paz los conflictos, quitar
las ataduras que impedían amarse; la igualdad, la conservación de la
naturaleza, el fin a la opresión de las mujeres, al racismo... confluyeron por
primera vez en mucha gente a lo largo y a lo ancho del mundo a finales de los
sesenta cuando el sueño
terminó. Los filósofos se armaron de guitarras, de poesía y se lanzaron al mundo.
También hubo
otros líderes así de claros y literariamente más solventes, como es el caso de
Jim Morrison.
Días extraños
Todo es movimiento a
ciegas, la vida es algo perdido entre las cosas. Difícil es encontrarla en un
mundo que ha puesto altares a los objetos -y además precio-. Está sepultada por
cajas y envolturas, por motores y anuncios deslumbrantes, por cosas que
fundamentan el poder, que vuelven a las personas cosas, envases desechables.
La
belleza niega ese mundo, levanta su mano áspera y provoca el deseo de
transformarlo. Más aún cuando la belleza se acompaña de un verbo claro. Jim
Morrison busca al hombre en el ambiente, cuando canta a la tierra lacerada
(“Cuando la música termine”). Lo busca, cuando enfrenta el número a las armas
(“Cinco a uno”). También cuando a ella le susurra: “estás encerrada en la
cárcel de tu propia consigna. Rápido, vuela lejos” (“Niña infeliz”). Es el
alcohólico del albergue de la carretera que protesta contra las dictaduras y la
participación yanqui en éstas (“Una plegaria americana”). Es el profeta del
apocalipsis urbano (“Mujer de Los Ángeles” y “La celebración del lagarto”)…
También
busca a la vida en ese rito de lagarto que preña sus rescoldos; en esa
alternancia del placer con el cual enfrenta cotidianamente al poder. Su
política sexual, como la de Janis, es una bofetada en el rostro de la frigidez
americana, una patada en el enmohecido miembro del mundo consumista.
Obviamente
el amplio universo de las revueltas juveniles –intuitivas, conscientes o muy
conscientes– del 68, corría por su voz aguardentosa.
Pero
sobre todo busca a la vida y al hombre que es él mismo, en ese afanoso deseo de
“pasar al otro lado”; de seguir las palabras de Brecht, recorriendo los
“wisky-bares”, cumpliendo el deber de morir (“Canción de Alabama”).
O
como con claridad él lo dice:
Días
extraños nos encontraron
y
a lo largo de sus extrañas horas
subsistimos
solos
cuerpos
confundidos
memorias
maltratadas
Así
recorremos el día
Hacia
una extraña noche de piedra.
(“Días
extraños”)
Claro
que el anterior es sólo uno de sus inmejorables momentos; los siguientes
endecasílabos pueden ser otro:
I
woke up this morning and I got myself a beer
I
woke up this morning and I got myself a beer
The
future’s uncertain and the end is always near
Apenas
desperté y fui a buscar una cerveza
Apenas
desperté y fui a buscar una cerveza
El
futuro es incierto y el fin está siempre cerca.
(“El
blues del albergue sobre la carretera”)
Veamos otro ejemplo de
la relación poética de Jim Morrison con el agua, la canción
“La WASP”* (Radio Texas
y el ritmo espeso”):
Quiero hablarte de Radio
Texas y del ritmo espeso
Viene de los pantanos de
Virginia
Tranquilo, lento, con
dinero y decisión
Y una estrechez
repelente y difícil de dominar
Algunos llaman a su
brillo, celestial
Otros, lo mezquino y
lamentable del sueño Occidental
Amo a los amigos que he
reunido en esta balsa de latón
Hemos construido pirámides
en honor de nuestra fuga
Esta es la tierra donde
murió el Faraón
Los negros en el bosque,
emplumados, brillantes
Dicen: “Olvida la noche
Vive con nosotros en los
bosques de azur
Por aquí en el perímetro
no hay estrellas
Aquí somos borrachos**,
inmaculados”
¡Y escucha esto! Te
hablaré de la angustia
Te hablaré de la
angustia
Y de la pérdida de Dios
Te hablaré de la noche
sin esperanza
Del escaso alimento que
mi alma olvidó
Te hablaré de la virgen
con alma de hierro forjado
¡Y te diré esto!: no
habrá perdón para nosotros
No habrá recompensa
eterna, por malgastar el alba
Te hablaré de Radio
Texas y del ritmo espeso
Suavizado, lento y loco
como un nuevo lenguaje
Ahora escucha, te
hablaré de Texas
Te hablaré de Radio
Texas
Te hablaré de la noche
sin esperanza
Del huidizo sueño
Occidental
Te hablaré de la
virgen con alma de hierro forjado.
Pero bueno, a
ellos los mataron, con drogas adulteradas como puede haber sido el caso de
Morrison o con una pistola como sucedió con Lennon. La Academia Sueca no entrega
premios posmuerte.
Pero quedan
varios otros sobrevivientes, como es el caso de Neil Young y su incansable y
extraordinario trabajo por la música, por las buenas letras y por la conciencia
humana y humanista. Él sería un excelente ejemplo de lo que esa contracultura
ha defendido y sigue defendiendo. Patty Smith es otro caso o Roger Waters, por
mencionar sólo a algunos.
Lo que hizo y
representó el joven Dylan merece cualquier premio. Pero qué es lo que busca la
Academia al otorgárselo: ¿darse baños de inocencia?, ¿lavarse las manos? ¿Insistir
en que el sueño occidental, el American
way of life, es el único sueño posible (aún a costa de los habitantes del
resto del planeta y del planeta mismo)?
¿Al recibir el
Nobel, Dylan, reiniciará la revuelta contra las guerras, por la entronización
del discurso amoroso, por la salvación del planeta y antes de los seres
humanos…?
¿O le están abriendo
las puertas para incluirlo en las filas de los dominantes?
¿O Dylan dará un
discurso que lo incluya junto a los de premios nóbeles de literatura que
mantuvieron sus posturas, como Sartre y Camus, como Darío Fo, o como Miguel Ángel
Asturias y García Márquez, cosa que lograría incluso si lo rechaza, al igual
que Sartre?
Estas son algunas
de las incógnitas que se resolverán muy pronto. De cualquier manera, la
revuelta juvenil del siglo pasado, la que dio pie a la utopía (Locutopía, le llamó Lennon), a la
construcción de un mundo amoroso y humanitario, fue derrotada y devastada.
¡Qué más da que premien a los
sobrevivientes!
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