viernes, 4 de noviembre de 2016

Sobre el nobel a Bob Dylan y la Academia

Mariano Morales Corona

Hay que distinguir dos cosas, en este presunto debate: los méritos de Bob Dylan y las intenciones de la Academia Sueca. No podemos revolver unos con otras.

Todos sabemos que los premios Nobel han sido utilizados políticamente en muchas ocasiones. Tenemos, por ejemplo, que los Estados Unidos, el país que más armas produce, vende y utiliza, el que sólo ha pasado 4 años de su vida como país sin estar en guerra, es el que cuenta con más nóbeles de la Paz: 20, algunos de ellos como Henry Kissinger o Barack Obama, por ejemplo.

Algunos premios de literatura han sido otorgados con ese mismo fin. Lo que intenta hacer la Academia Sueca es redimirse, al reconocer a una contracultura e intentar hacerla parte de esa cultura dominante. Si el rock mereció un reconocimiento fue en sus mejores momentos, los llamados 60’s (1956-1973, de la Revolución cubana al Golpe de Estado en Chile). Años de la doctrina Monroe: “América para los americanos” (no hispanos ni negros, etcétera).

Bob Dylan fue pieza fundamental en el nacimiento de esa contracultura, afilada contra el Sistema, mismo del cual la Academia Sueca formaba (y forma) parte. En esos años los jóvenes y sus ideas fueron perseguidos, combatidos, casi hasta la aniquilación (y si alguien lo duda, recordemos el año de 1968 con sus represiones juveniles prácticamente en todo el planeta; siendo quizás la masacre estudiantil mexicana del 2 de octubre la más cruel).

Si están tratando de reconocer esa contracultura, sólo se tardaron unos 50 años.
Y sí, es sabido que los roqueros eran los líderes de esa amorfa revuelta juvenil-estudiantil planetaria. Y Bob Dylan fue de los que encendieron la mecha.

“Cuántos caminos debe andar un hombre antes de que le llamen hombre”; o las que dedica a los maestros de la guerra que “Juegan con mi mundo como si fuera su pequeño juguete”, “Ustedes que fabrican las armas. Que edifican mortíferos aviones. Que construyen grandes bombas. Ustedes, que se esconden tras paredes. Se ocultan detrás de sus escritorios...”
Él quien anunció que “Los tiempos están cambiando”: “Vamos senadores y congresistas/ por favor escuchen el llamado/ no se queden tapando la entrada/ no bloqueen el pasillo/ o saldrá lastimado/ el que no avance./ Hay una batalla ahí afuera/ y se está recrudeciendo/ pronto sacudirá sus ventanas/ y hará temblar sus paredes/ pues los tiempos están cambiando…”
El Dylan que se dio cuenta que los poderosos iban con todo, como siempre, en “Destellos de libertad”: “Ingenuos y sonriendo/ así lo recuerdo, fuimos apresados/ cazados sin dejar huella/ nos colgaron, suspendidos/ mientras escuchábamos/ y mirábamos por última vez/ hechizados y consumidos/ hasta el fin de su repiqueteo/ tañendo por los que sufren/ con heridas incurables/ por los innumerables confundidos/ acusados, maltratados, pisados y vejados/ y por cada persona ahorcada/ en todo lo ancho del mundo// y nosotros contemplando/ los repiques de libertad y sus destellos.”



A Hard Rain's A-Gonna Fall

Una dura lluvia va a caer
Oh, where have you been,
my blue-eyed son?
Oh, where have you been,
my darling young one?

I've stumbled on the side
of twelve misty mountains,
I've walked and I've crawled
on six crooked highways,
I've stepped in the middle
of seven sad forests,
I've been out in front of
a dozen dead oceans,
I've been ten thousand miles
 in the mouth of a graveyard,
And it's a hard, and it's a hard,
it's a hard, and it's a hard,
And it's a hard rain's a-gonna fall.

Oh,¿dónde has estado,
mi hijo de ojos azules?
¿dónde has estado,
mi joven querido?

He tropezado con la ladera
de doce montañas brumosas,
he andado y me he arrastrado
en seis autopistas sinuosas,
he andado en medio
de siete bosques sombríos,
he estado delante
de una docena de océanos muertos,
me he adentrado diez mil millas
en la boca de un cementerio,
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.



Oh, what did you see,
my blue-eyed son?
Oh, what did you see,
my darling young one?

I saw a newborn baby
with wild wolves all around it
I saw a highway of diamonds
with nobody on it,
I saw a black branch with blood
that kept drippin',
I saw a room full of men
with their hammers a-bleedin',
I saw a white ladder
all covered with water,
I saw ten thousand talkers
whose tongues were all broken,
I saw guns and sharp swords
 in the hands of young children,
And it's a hard, and it's a hard,
it's a hard, it's a hard,
And it's a hard rain's a-gonna fall.

Oh, ¿y qué viste,
mi hijo de ojos azules?
Oh, ¿qué viste,
mi joven querido?

Vi lobos salvajes alrededor
de un recién nacido,
vi una autopista de diamantes
que nadie usaba,
vi una rama negra
goteando sangre aún fresca,
vi una habitación llena de hombres
cuyos martillos sangraban,
vi una escalera blanca
cubierta de agua,
vi diez mil oradores
con las lenguas rotas,
vi pistolas y espadas
en manos de niños,
y es dura, es dura,
es dura, y es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.



And what did you hear,
my blue-eyed son?
And what did you hear,
my darling young one?

I heard the sound of a thunder,
it roared out a warnin',
Heard the roar of a wave
that could drown the whole world,
Heard one hundred drummers
whose hands were a-blazin',
Heard ten thousand whisperin'
and nobody listenin',
Heard one person starve,
I heard many people laughin',
Heard the song of a poet
who died in the gutter,
Heard the sound of a clown
who cried in the alley,
And it's a hard, and it's a hard,
 it's a hard, it's a hard,
And it's a hard rain's a-gonna fall.

¿Y qué oíste,
mi hijo de ojos azules?
¿Y qué oíste,
mi joven querido?

Oí el sonido de un trueno,
que rugió sin aviso,
oí el bramar de una ola
que puede inundar al mundo entero,
oí cien tamborileros
cuyas manos ardían,
oí diez mil susurros
que nadie escuchaba,
oí a una persona morir de hambre,
oí a mucha gente reír,
oí la canción de un poeta
que moría en la cuneta,
oí el sonido de un payaso
que lloraba en el callejón,
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es dura la lluvia que va a caer.



Oh, who did you meet,
my blue-eyed son?
Who did you meet,
my darling young one?

I met a young child
beside a dead pony,
I met a white man
who walked
a black dog,
I met a young woman
whose body was burning,
I met a young girl,
she gave me a rainbow,
I met one man
who was wounded in love,
I met another man
who was wounded with hatred,
And it's a hard, it's a hard,
 it's a hard, it's a hard,
It's a hard rain's a-gonna fall.

Oh, ¿a quién encontraste,
mi hijo de ojos azules?
¿Y a quién encontraste,
mi joven querido?

Encontré un niño pequeño
junto a un pony muerto,
encontré un hombre blanco
que paseaba un perro negro,
encontré una mujer joven
cuyo cuerpo estaba ardiendo,
encontré a una chica
que me dio un arco iris,
encontré a un hombre
herido de amor,
encontré a otro,
herido de odio;
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.



Oh, what'll you do now,
my blue-eyed son?
Oh, what'll you do now,
my darling young one?

I'm a-goin' back out
'fore the rain
starts a-fallin',
I'll walk to the depths
of the deepest
black forest,
Where the people are many
and their hands are all empty,
Where the pellets of poison
are flooding their waters,
Where the home in the valley
meets the damp dirty prison,
Where the executioner's face
is always well hidden,
Where hunger is ugly,
where souls are forgotten,
Where black is the color,
where none is the number,
And I'll tell it and think it and speak it
and breathe it,
And reflect it from the mountain
so all souls can see it,
Then I'll stand on the ocean
until I start sinkin',
But I'll know my song well before
I start singin',
And it's a hard, it's a hard,
it's a hard, it's a hard,
It's a hard rain's a-gonna fall.

¿Y ahora qué harás,
mi hijo de ojos azules?
¿Y ahora qué harás,
mi joven querido?

Voy a regresar afuera
antes que la lluvia comience a caer,
me adentraré en el abismo
del bosque más profundo y negro,
donde la gente es mucha
y sus manos están vacías,
donde
el veneno
contamina sus aguas,
donde el hogar en el valle
encuentra el desaliento de la cochina prisión,
y la cara del verdugo
está siempre bien escondida,
donde el hambre es horrible,
donde las almas han sido olvidadas,
donde el negro es el color,
y ninguno el número,
y lo contaré, lo diré, lo pensaré
y lo respiraré,
y lo reflejaré desde la montaña
para  que todas las almas puedan verlo,
luego me mantendré sobre el océano
hasta que comience a hundirme,
pero sabré bien mi canción
antes de empezar a cantarla,
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.


Otros tomaron las banderas y las ondearon más alto, incluso literariamente: pienso, por ejemplo, en el papel de los Beatles, que cambiaron muchas cosas: como las relaciones familiares, el anhelo de libertad expresado en las ropas y los cabellos, la centralidad del amor como fuerza para cambiar al mundo y un largo etcétera. Paul Macartney pidió estación; mientras Jonh Lennon se mantuvo pertinaz por transformar el mundo. Mucha gente está de acuerdo en que su poesía alcanza niveles imbatibles, como es el caso de “Imagina”.

Imagina

Imagina que no existe el paraíso
—inténtalo, no es difícil—
sin infierno bajo nuestros pies
y encima, sólo nubes, cielo

Imagina a toda la gente
viviendo el aquí y el ahora (ah, ja, ja ajá)

Imagina que no hay patrias
—no cuesta trabajo hacerlo—
nada por qué matar o dejarse morir
ni siquiera por las religiones

Imagina a toda la gente
viviendo su vida en paz (ah, ja, ja ajá)

Dirás que soy                              un soñador
pero no soy el único
espero que                                    te nos unas
para construir un mundo diferente

Imagina que no hay posesiones
—sé que puedes hacerlo—
sin necesidad de acumular ni de pasar hambre
La hermandad de la humanidad

Imagina que todos, todos
pudiéramos compartir el mundo

Dirás que soy                              un soñador
pero no soy el único
espero que                                    te nos unas
y hagamos un mundo para todos.


Las ciudades se masificaron; crecieron los satisfactores de consumo, mas no la claridad para comprenderlos. El hambre y el descontento (particularmente de los jóvenes, sector sensible a la ausencia de futuro) también crecieron.

Los conceptos de hombre, democracia, derechos humanos, ciudadano, los heredamos de la Revolución Francesa; pero, para entonces, ya estaba por alcanzar los 200 años. Hoy es necesario fundar un nuevo concepto para todos los seres que habitamos la tierra. Una nueva forma de englobar a los que hasta hoy en su diferencia han sido disminuidos: los pobres, los aborígenes, los desvalidos, los niños, los ancianos, las mujeres. Se requiere de un nuevo concepto en el cual subyagan los mismos derechos humanos para todos, aun conservando las diferencias (de sexo, de raza, de religión, de habilidades), un concepto que por lo pronto no sea sexista como el de: hombre.

Los pensamientos más libertarios como los de dirimir en paz los conflictos, quitar las ataduras que impedían amarse; la igualdad, la conservación de la naturaleza, el fin a la opresión de las mujeres, al racismo... confluyeron por primera vez en mucha gente a lo largo y a lo ancho del mundo a finales de los sesenta cuando el sueño terminó. Los filósofos se armaron de guitarras, de poesía y se lanzaron al mundo.

También hubo otros líderes así de claros y literariamente más solventes, como es el caso de Jim Morrison.

Días extraños

Todo es movimiento a ciegas, la vida es algo perdido entre las cosas. Difícil es encontrarla en un mundo que ha puesto altares a los objetos -y además precio-. Está sepultada por cajas y envolturas, por motores y anuncios deslumbrantes, por cosas que fundamentan el poder, que vuelven a las personas cosas, envases desechables.
La belleza niega ese mundo, levanta su mano áspera y provoca el deseo de transformarlo. Más aún cuando la belleza se acompaña de un verbo claro. Jim Morrison busca al hombre en el ambiente, cuando canta a la tierra lacerada (“Cuando la música termine”). Lo busca, cuando enfrenta el número a las armas (“Cinco a uno”). También cuando a ella le susurra: “estás encerrada en la cárcel de tu propia consigna. Rápido, vuela lejos” (“Niña infeliz”). Es el alcohólico del albergue de la carretera que protesta contra las dictaduras y la participación yanqui en éstas (“Una plegaria americana”). Es el profeta del apocalipsis urbano (“Mujer de Los Ángeles” y “La celebración del lagarto”)…
También busca a la vida en ese rito de lagarto que preña sus rescoldos; en esa alternancia del placer con el cual enfrenta cotidianamente al poder. Su política sexual, como la de Janis, es una bofetada en el rostro de la frigidez americana, una patada en el enmohecido miembro del mundo consumista.
Obviamente el amplio universo de las revueltas juveniles –intuitivas, conscientes o muy conscientes– del 68, corría por su voz aguardentosa.
Pero sobre todo busca a la vida y al hombre que es él mismo, en ese afanoso deseo de “pasar al otro lado”; de seguir las palabras de Brecht, recorriendo los “wisky-bares”, cumpliendo el deber de morir (“Canción de Alabama”).
O como con claridad él lo dice:

Días extraños nos encontraron
y a lo largo de sus extrañas horas
subsistimos solos
cuerpos confundidos
memorias maltratadas
Así recorremos el día
Hacia una extraña noche de piedra.
(“Días extraños”)

Claro que el anterior es sólo uno de sus inmejorables momentos; los siguientes endecasílabos pueden ser otro:

I woke up this morning and I got myself a beer
I woke up this morning and I got myself a beer
The future’s uncertain and the end is always near

Apenas desperté y fui a buscar una cerveza
Apenas desperté y fui a buscar una cerveza
El futuro es incierto y el fin está siempre cerca.
(“El blues del albergue sobre la carretera”)

Veamos otro ejemplo de la relación poética de Jim Morrison con el agua, la canción

“La WASP”* (Radio Texas y el ritmo espeso”):

Quiero hablarte de Radio Texas y del ritmo espeso
Viene de los pantanos de Virginia
Tranquilo, lento, con dinero y decisión
Y una estrechez repelente y difícil de dominar

Algunos llaman a su brillo, celestial
Otros, lo mezquino y lamentable del sueño Occidental
Amo a los amigos que he reunido en esta balsa de latón
Hemos construido pirámides en honor de nuestra fuga
Esta es la tierra donde murió el Faraón

Los negros en el bosque, emplumados, brillantes
Dicen: “Olvida la noche
Vive con nosotros en los bosques de azur
Por aquí en el perímetro no hay estrellas
Aquí somos borrachos**, inmaculados”

¡Y escucha esto! Te hablaré de la angustia
Te hablaré de la angustia
Y de la pérdida de Dios
Te hablaré de la noche sin esperanza

Del escaso alimento que mi alma olvidó
Te hablaré de la virgen con alma de hierro forjado
¡Y te diré esto!: no habrá perdón para nosotros
No habrá recompensa eterna, por malgastar el alba

Te hablaré de Radio Texas y del ritmo espeso
Suavizado, lento y loco como un nuevo lenguaje

Ahora escucha, te hablaré de Texas
Te hablaré de Radio Texas
Te hablaré de la noche sin esperanza
Del huidizo sueño Occidental
Te hablaré de la virgen con alma de hierro forjado.

Pero bueno, a ellos los mataron, con drogas adulteradas como puede haber sido el caso de Morrison o con una pistola como sucedió con Lennon. La Academia Sueca no entrega premios posmuerte.
Pero quedan varios otros sobrevivientes, como es el caso de Neil Young y su incansable y extraordinario trabajo por la música, por las buenas letras y por la conciencia humana y humanista. Él sería un excelente ejemplo de lo que esa contracultura ha defendido y sigue defendiendo. Patty Smith es otro caso o Roger Waters, por mencionar sólo a algunos.

Lo que hizo y representó el joven Dylan merece cualquier premio. Pero qué es lo que busca la Academia al otorgárselo: ¿darse baños de inocencia?, ¿lavarse las manos? ¿Insistir en que el sueño occidental, el American way of life, es el único sueño posible (aún a costa de los habitantes del resto del planeta y del planeta mismo)?

¿Al recibir el Nobel, Dylan, reiniciará la revuelta contra las guerras, por la entronización del discurso amoroso, por la salvación del planeta y antes de los seres humanos…?
¿O le están abriendo las puertas para incluirlo en las filas de los dominantes?
¿O Dylan dará un discurso que lo incluya junto a los de premios nóbeles de literatura que mantuvieron sus posturas, como Sartre y Camus, como Darío Fo, o como Miguel Ángel Asturias y García Márquez, cosa que lograría incluso si lo rechaza, al igual que Sartre?
Estas son algunas de las incógnitas que se resolverán muy pronto. De cualquier manera, la revuelta juvenil del siglo pasado, la que dio pie a la utopía (Locutopía, le llamó Lennon), a la construcción de un mundo amoroso y humanitario, fue derrotada y devastada.
¡Qué más da que premien a los sobrevivientes!



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